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Blog de Javier Memba

El insolidario

Volver a Lefranc

Archivado en: Cuarderno de lecturas, Lefranc, La amenaza, de Jacques Martin

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            Leí La amenaza, primera entrega de las aventuras de Lefranc, el diez de agosto de 1986. Puedo ser categórico al afirmarlo porque aquel verano aún tenía la costumbre de utilizar un billete de metro a modo de punto de lectura. Ese "registro", que lo llaman los encuadernadores, cuando se trata de esa cinta de tela que se deja entre las páginas para saber cuál fue la última que se leyó, como las heroínas románticas colocaban los pétalos de una flor entre los versos de su poeta favorito.

 

            Por aquel entonces, en el año 86, acostumbraba a leer en mis trayectos en el metro. Desde mi adolescencia, los medios de transporte, con el queridísimo suburbano madrileño a la cabeza, han sido uno de los lugares más frecuentes de mis lecturas. Pero en el año 86 aún no sabía nada de Jacques Martin. Bien es cierto que ya tenía noticia de Alix el intrépido. Sin embargo, en mi supina ignorancia de entonces, ignoraba que Lefranc era obra del mismo autor. Entendía el cómic como una mera distracción, que no como esa manifestación artística que ahora estudio igual que las películas. Y, ya puesto a ser preciso, más que cómic debo apuntar bande dessinée. El resto de las tradiciones historietísticas me interesan en la misma medida que pueda interesarle el ciberpunk a un amante del steampunk.

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Publicado el 27 de diciembre de 2019 a las 15:45.

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Otra aventura de Jhen

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, sobre "El ogro y la Flor de Lis", de Jacques Martin y Jean Pleyers

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            Los estudiosos de Mortadelo y Filemón -entre los que yo, aun siendo un rendido admirador de sus aventuras, no me cuento- se refieren a ciertas entregas del año 90 como "apócrifas con firma tampón". Son títulos como El rescate botarate, El Inspector General o El gran sarao, de tan escasa calidad que hicieron que la entonces editora de la serie, Julia Galán, cuestionase a Ibáñez sobre la calidad gráfica y argumental de lo que estaba presentando.

 

            Los estudiosos más devotos del maestro barcelonés hablan de esa "firma tampón" porque son entregas tan malas que se atribuyen a ese equipo editorial, que prosiguió con las aventuras de los de la TIA, mientras el entrañable Ibáñez litigaba con Bruguera por sus derechos sobre sus personajes. Sólo tengo un álbum apócrifo con firma tampón; o, por mejor decir, firmado directamente por el "equipo editorial": El crecepelo infalible. Su pie de imprenta data de mayo de 1986, aunque los expertos consideran que fue dibujado en 1985. De lo que no hay duda es de que se trata de un apócrifo. Si aún lo guardo entre mi colección de Mortadelos, es debido a un procedimiento semejante al que me lleva a ver una película mala, sabiendo a ciencia cierta que lo es, si la actriz que la protagoniza me gusta lo bastante como para deleitarme solo con mirarla.

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Publicado el 24 de junio de 2018 a las 14:45.

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La última aventura de Jhen

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, sobre "Draculea", de Jacques Martin

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            A diferencia del nombre de Jacques Martin, que sólo aparece en la portada para recordarnos que el maestro fue el guionista de las primeras entregas de la serie, el título de este nuevo álbum de las aventuras de Jhen no es baladí: estas viñetas nos van transportar a los Cárpatos de Drácula. Más aún, dada la variación de la grafía con la que se escribe aquí el nombre del conde -que al parecer es la original en rumano-, hasta puede imaginarse que se nos va a presentar la verdadera historia del personaje real que se esconde tras el mito. Y, en efecto, esta nueva entrega de las aventuras de Jhen apunta en ese sentido. Estamos en los tiempos de Vlad Tepes, la Transilvania del siglo XV.

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Publicado el 31 de agosto de 2015 a las 08:30.

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Barba Azul

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, sobre Barba Azul, de Jacques Martin y Jean Pleyers

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            Creo haber leído, en alguno de los foros de la Red en los que se debate la obra de Jacques Martin, que Barba Azul (1984) cierra un ciclo dedicado al nefasto Gilles de Rais dentro de las aventuras de Jhen, el arquitecto de catedrales con trazas de caballero andante que recorre la Europa del siglo XV deshaciendo entuertos. A fe mía que Jhen es el tercer gran personaje de Martin, tras Alix y Lefranc. De este último atesoro sus aventuras desde la edición de Grijalbo de las diez primeras en los años 80. Estos días me dispongo a releerlas.

            No acabo de entender qué ciclo es ése que cierra Barba Azul (1984) ya que Gilles de Rais, el infausto asesino de infantes que también fuera mariscal de Francia, es un personaje habitual en toda la colección: algo así como César a las aventuras de Alix. Su castillo (Tiffauges) casi puede entenderse como Moulinsart a las de Tintín. Más aún, siendo el caso de que ésta es una serie sin secundarios habituales, el monstruoso barón de Rais, aunque en algunas entregas sólo aparece por alusiones, es, tras el propio Jhen Roque, quien tiene un mayor protagonismo en la colección.

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Publicado el 14 de diciembre de 2014 a las 11:15.

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¡Oh, Alejandría!

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "IOh, Alejandría!", Alix, de Jacques Martin

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            Ya decidido a leer sólo las aventuras de Alix dibujadas por Jacques Martin, me hice con ¡Oh, Alejandría! (1996) en el convencimiento de que era la última ellas. De modo que me sentí algo contrariado cuando, al empezar su lectura, descubrí que los decorados eran de Rafael Moralès y el propio Moralès, junto a Marc Henniquiau, había participado en los personajes. Sin que ello signifique menoscabo alguno para la obra de estos dos primeros colaboradores de la serie, sí que he de decir que acusé la carencia de la impronta de Martin en los dibujos. En cualquier caso, al igual que me ocurriera en las primeras entregas, cuando el trazo de Martin aún no había alcanzado la maestría con la que daría la forma definitiva a las aventuras, en la segunda página ya me había hecho a esas diferencias con agrado.

            En esta ocasión, Alix y Enak acuden a Egipto respondiendo a una llamada de Senoris, el jefe de los arqueros reales de La esfinge de oro (1950) que tanto les ayudó en aquella aventura. Pero ahora, las cosas han cambiado mucho para él. Siendo visir de Alejandría, cayó en desgracia durante una guerra entre los diferentes sacerdotes del país. Obedeciendo órdenes del rey Ptolomeo XII, al ir a castigar a los responsables de las matanzas desatadas entonces, se le apareció un hombre-leopardo. Éste le anunció que le revelería un secreto, a la vez que le advirtió que ser conocedor de dicho secreto le acarrearía la desgracia. Naturalmente, como hubiera hecho cualquiera ante semejante propuesta -todo un hallazgo del guión, lo único que es en exclusiva de Martin-, Senoris acepta.

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Publicado el 8 de octubre de 2014 a las 00:30.

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Las aventuras de Arno

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Arno" de Jacques Martin, André Juillard

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                   Comenzadas a escribir por Jacques Martin en 1983, con anterioridad a las de Jhen y Orion, las tres primeras aventuras de Arno conocieron una edición española veinte años después bajo el sello de Glénat. Apenas me fueron obsequiadas por sus editores, di cuenta de ellas con avidez. Aunque aquella también fue una lectura gozosa, el grafismo de André Juillard me chocó. Ya había tenido oportunidad de leer La maquinación Voronov (2000), primera entrega de las aventuras de Blake y Mortimer dibujada por Juillard, y la similitud entre los trazos de ambas series me chirrió.

                   Ha sido ahora, al volver sobre el álbum y mis apuntes del 2003 para adecuarlos a este asiento, cuando la armadura de Djeila me ha recordado sobremanera a la del emperador Açoka de las dos entregas de Los sarcófagos del 6º continente (2003 y 2004), díptico de las aventuras de Blake y Mortimer y también dibujado por Juillard.

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Publicado el 31 de enero de 2014 a las 00:30.

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Juana de Arco, otra aventura de Jehn

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, "Juana de Arco" de Jacques Martin y Jean Pleyers

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            Admiro tanto la obra de Hergé y sus discípulos que, cada vez que termino uno de sus álbumes, tengo la sensación de que ese par de horas que suele llevarme su lectura no ha hecho justicia a los ímprobos esfuerzos -siempre de varios años- que tan queridas páginas cuestan a sus autores. Esas largas e interminables jornadas, que a todas luces dedican al paciente dibujado y coloreado de tan queridas viñetas, merecerían una lectura tan larga como la de esos novelones de Balzac a los que me entrego con tanto placer durante varias semanas. Sin embargo, desde que hace cincuenta años descubrí La estrella misteriosa -aún no sabía leer y no pude ir más allá de la fascinación que me causaron las viñetas del maestro- raramente he tardado más de un par de horas en dar cuenta de estas aventuras.

            Deseoso de prolongarlas de una u otra manera, a la vez que de contemplar los dibujos de Jean Pleyers con todo el detenimiento que se merecen, he escrutado algunas viñetas de Juana de Arco con lupa. Con ello me he ratificado en la idea de que las aventuras de Jhen son unas de las visiones de la Edad Media más fidedignas que me han sido dadas. Pero no he conseguido prolongar el placer de la lectura de esta entrega más allá de esas dos horas.

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Publicado el 14 de enero de 2014 a las 13:30.

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Una nueva aventura de Jhen

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, "Los desolladores" de Jacques Martin y Jean Pleyers

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            En los foros donde se expresan, veo que los lectores más veteranos de las aventuras de Jhen, quienes las leían en francés con anterioridad a las impagables traducciones españolas de NetCom2 editorial de nuestros días, veneran esas ediciones originales de Casterman de los años 80. Hasta el olor estiman de estas últimas. En los 80 yo descubrí las aventuras de Blake y Mortimer publicadas por Ediciones Junior, el sello de Grijalbo Dargaud que tanto contribuyó a la difusión del cómic francobelga en España. Y en efecto, aún recuerdo el olor de los álbumes nuevos. Al tener un mayor número de tintas, puede que incluso fuera más grato que el del resto de los libros recién impresos.

            Mi primer Jhen, El secreto de los templarios, dado a la estampa por Casterman, hubiese sido una de aquellas ediciones mitificadas por los devotos si no fuera porque su pie de imprenta data del año 99. Ya entonces, una de las cosas que más me llamó la atención fue la presencia de Gilles de Rais -uno de los mayores y más despiadados asesinos en serie que la historia registra- como uno de los héroes de la colección. Comprendo ahora que Martín, autor sólo del guión ya que el dibujo es obra de Jean Pleyers, mi favorito de sus muchos colaboradores, se había propuesto la rehabilitación del señor de Rais -que también fue mariscal de Francia y perteneció a uno de sus más antiguos linajes- merced a sus hechos de armas. Sin ocultar para ello el lado abominable del barón de Rais. El propio Jhen le recrimina cuando de madrugada le despierta el hedor que se desprende del inquietante humo que sale de una de las torretas de castillo que les alberga. Siempre que abro un álbum de Jacques Martín me ratifico en la idea de que, debería figurar en ellos, aquella leyenda que rezaba "cómic para adultos", en las publicaciones de propuestas similares de mi juventud. Así se evitaban los malos entendidos que pudieran surgir de la extendida idea de que los tebeos sólo eran para los niños.

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Publicado el 13 de julio de 2013 a las 00:15.

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Dos aventuras de Jhen

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Jacques Martin, Jhen, "El oro de la muerte", "El secreto de los templarios" de Jacques Martin y Jean Pleyers

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            Siempre ávido de la obra del gran Jacques Martin, descubrí a Jhen -junto a Alix mi más dilecto de sus personajes- en París. Fue en una de esas librerías de cómics tan atrayentes que animan los alrededores del bulevar de Saint-Michel. Corría la primavera de 2000. Me hice entonces con Le secret des templiers y un cuaderno, ilustrado con el dilema de Milú frente al Cetro de Ottokar, que he convertido en mi libro de claves de Internet y de notas de mi cinefilia.

            Aunque entusiasta, mi primera lectura de Jhen -como el resto de la serie con dibujos de Jean Pleyers- fue sesgada pues la precariedad de mi francés me hace recurrir en demasía al diccionario privándome del disfrute del tebeo. Con todo, aquella aventura de Jhen me transportó a una Edad Media verídica y rigurosa, sin punto de comparación con la del Capitán Trueno, mi única referencia anterior al medioevo en lo que a las viñetas se refiere.

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Publicado el 11 de marzo de 2013 a las 12:30.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

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Recordando a Audrey Hepburn

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Una nueva aventura de Yeruldelgger

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Corto Maltés vuelve a los quioscos

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Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

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Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

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Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

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Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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